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Aprendiendo a nadar

"Cuando la vida te da un golpe, ¿sabes qué tienes que hacer? Sigue nadando" Dory (Buscando a Nemo)

Cuando te dedicas tiempo caes en la cuenta de la cantidad de cosas que te quedan por aprender. Entre todas esas cosas está aprender a nadar. Casi puedo escucharte cuando dices que a mi edad y todavía no he aprendido a nadar...Tengo que decir que sí, que puedo nadar en el agua sin dificultad. No hago maravillas y mi estilo es libre pero floto que es lo importante. 


No me refiero nadar en ese sentido sino aprender a nadar en el inmenso y a veces revuelto océano de la vida. Todos nadamos aquí, sin remedio, pero en ocasiones lo único que hacemos es dejarnos llevar por la corriente y a ver donde tiene la amabilidad de depositarnos. Es placentero y relajante dejarse mecer por esa corriente que hasta te hace cosquillas y con un poco de suerte puedes acabar junto a otras personas que te resultan muy agradables...o no, pero es donde te ha soltado y es lo que toca. 



Es más sencillo cuando conoces la dirección que deseas seguir, te zambulles y pones piloto automático hacia ese lugar. Puedes seguir sin perder de vista un punto de referencia en el horizonte o si eres de los valientes a mar abierto sin necesidad de ver el final, porque confías en ti y en tus posibilidades, sabes que la travesía será dura pero al final lograrás alcanzar tus metas.



Nadar contra corriente es de lo más complicado que te puedes encontrar, ahí si te enfrentas a toda clase de dificultades pero a veces puede ser necesario hacerlo si no estás de acuerdo con lo establecido y quieres seguir tu propio camino. Te fallarán las fuerzas, te lo aseguro, por momentos creerás que te has equivocado en la decisión y que es mejor seguir por el camino fácil dejando a un lado tantos esfuerzos...aunque encontrarás la manera de continuar.



En ocasiones sientes que te hundes, llevas demasiado peso y no te deja avanzar. Hay muchas formas de aligerar la carga y yo personalmente encontré una que me sirvió de mucho, lo escribí en la entrada anterior "encontrar la calma escribiendo: una experiencia". Intenta encontrar el modo de salir a flote, porque merece la pena seguir el viaje. 



Encontrarás personas que te dirán cómo debes nadar, el estilo que es mejor para atravesar cada etapa, y cada uno te contará su propia experiencia. Así, en determinados momentos no sabrás que estilo es el que necesitas, porque unos te han indicado una modalidad y otros todo lo contrario. ¿Qué hago yo? Encuentra tu propio estilo. A  mi me gusta el estilo libre, el mío, que tiene un poco de cada cosa y otro poco que me he sacado de la manga. Lo importante que sea tu propio camino, el que tú quieres seguir y no el que te dictan otros. No
importa si es más largo porque das varios rodeos y llegas agotado pero es que en ningún momento nos han dicho que va a ser un paseito en barca, nos lo tenemos que currar, porque lo encontrarás muchas veces agitado, furioso, te golpeará sin piedad...y en otras ocasiones te ayudará poniéndose a tu favor.



Y si sientes que te ahogas, tose. Y si tragas agua, aguanta. Y si sabe asquerosa, ya se pasará. Y si te hundes, aprende a bucear. Y si te faltan fuerzas, lucha. Y si te atrapa una corriente de la que no te puedes librar, pide ayuda. Y si necesitas flotador, hazte con uno o mejor con muchos. Y si te enseñan a nadar, aprende, aprende todo lo que puedas para tener muchas alternativas, para no quedarte sin recursos. Y si te quedas sin ellos, inventa. Que la vida es pura improvisación, pero recuerda siempre, siempre, salir a flote. 

Yo quiero aprender a nadar, ahí lo dejo...

*Imágenes Pexels 


  
Gracias




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